El Holocausto (Shoah) sacudió los cimientos mismos en que se basa la civilización. El carácter sin precedentes del Holocausto tendrá siempre un significado universal. Tras medio siglo, sigue siendo un hecho lo suficientemente próximo en el tiempo para que sobrevivientes puedan seguir brindando testimonio de los horrores que el pueblo judío debió padecer. El terrible sufrimiento de muchos millones de otras víctimas de los nazis ha dejado igualmente una cicatriz indeleble a través de Europa.

La magnitud del Holocausto, planificado y ejecutado por los nazis, debe quedar por siempre grabaada en nuestra memoria colectiva. Los abnegados sacrificios de aquellos que desafiaron a los nazis y, en ocasiones, ofrendaron sus propias vidas en aras de proteger o rescatar a las víctimas del Holocausto, también deben quedar inscriptos en nuestros corazones. Las profundidades de ese horror, y las cimas de heroísmo por ellos alcanzadas, pueden ser tomadas como piedra de toque en nuestra comprensión de la capacidad humana para el mal y para el bien.

Con la humanidad aún marcada por el genocidio, la limpieza étnica, el racismo, el antisemitismo y la xenofobia, la comunidad internacional comparte solemne responsibilidad de combatir esos males. Juntos debemos sostener la terrible verdad del Holocausto contra aquellos que la niegan. Debemos fortalecer el compromiso moral de nuestros pueblos, así como el commpromiso político de nuestros gobiernos, a fin de asegurar que las generaciones futuras puedan comprender las cuasas del Holocausto y reflexionar acerca de sus consecuencias.

El 1º de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 60/7 en la que designó la fecha del 27 de enero Día Internacion de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto.
Tras la aprobación de la resolución, el Secretario General de las Naciones Unidas describió este día especial como "un importante recordatorio de las enseñanzas universales del Holocausto, atrocidad sin igual que no podemos simplemente relegar el pasado y olvidar".

Los horrores de la Segunda Guerra Mundial dieron lugar a la creación de las Naciones Unidas. El respeto de los derechos humanos de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, es uno de los mandatos fundamentales previstos en su Carta. Al inaugurar el Museo de la Historia del Holocausto en Yad Vashem (Israel) en marzo de 2005, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, recordó que "la repulsa al genocidio, al asesinato sistemático de seis millones de judíos y millones de otras personas fue también uno de los factores que promovieron la Declaración Universal de Derechos Humanos". El Secretario General agregó que "las Naciones Unidas tienen la responsabilidad sagrada de combatir el odio y la intolerancia. Si las Naciones Unidas no están a la vanguardia de la lucha contra el antisemitismo y otras formas de racismo, niegan su historia y socavan su futuro".

El 27 de enero fue elegido para conmemorar el Día Internacional de Recordación del Holocausto porque en esa fecha, en 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau (Polonia). Varios países conmemoran ya este día para recordar a las víctimas del Holocausto.